Quizás
la mejor definición de lo que es un microsegundo se encuentra en el tiempo que
transcurre entre que el semáforo se pone verde y te pita el coche que tienes detrás. Haga usted la prueba si no me cree cuando
esté detenido ante la luz roja. Un parpadeo es una eternidad cuando se dispone
del color verde. Pero antes de que le piten les cuento que esto viene a colación
de lo que me cuentan que pasó este fin de semana en el centro de la capital y
que bien podría extrapolarse al resto de ciudades de la provincia. Me refiero
al robo de macetas y flores que el ayuntamiento había instalado para adorno y
solaz de los paseantes. No tardaron los facinerosos en llevarse los pimpollos a
manojillos dejando los parterres y
arriates públicos como un vestuario tras pasar por allí el Peníscola Fútbol
Sala (busquen las páginas de deportes de este periódico cómo quedó la cosa en
la Salobreja). No hay derecho. Todos los años nos roban las flores. Flower
Power to the People. De estar vivo Lennon componía otro himno. Ya el año pasado
el concejal Jódar, alicaído y jodido, denunciaba que le habían birlado 400
plantas de ciclámenes, pascueros y poinsetias. No hay derecho decía mientras
señalaba los huecos tristes, como de muela cariada, que quedaban en los
jardines por dónde pasaron los orcos. Aquí en Jaén, parecía decir, hubieran
arrancado de raíz hasta los trífidos, en una sola noche y escamujado el árbol
blanco de Góndor para hacer astillas para la lumbre, aunque no se para la
primavera marchitando una flor. Seamos cívicos y no jodamos la marrana con lo
que es de todos. Una ciudad es reflejo de los que en ella viven ayudemos a que
florezcan plazas y rincones no hay que
mear ni dentro ni fuera de los tiestos. Hay que respetar los límites y el perímetro
de la taza del váter.
Así
que inasequible al desaliento y desafiando a los cacos amigos de los vegetales
ajenos, el municipio asegura que para esta semana ya se habrán colocado casi
4.000 plantas entre ciclamen, pascuero, inciensos, pequeños pinos y plantas
colgantes en distintas calles, avenidas y plazas de la ciudad (Casco Antiguo,
Paseo de la Estación, Avenida de Madrid, calle Colón, Campanas, Bernabé
Soriano, San Clemente, entre otras). No serán los míticos jardines colgantes de
Babilonia pero una flor es mejor que ninguna. Así que como de los escarmentados
salen los avisados Jódar ya se huele que tal despliegue floral y botánico despertará
el apetito de los vándalos ya ha pedido ayuda a todos los vecinos para que «entre
todos intentemos controlar a esas personas que sustraen y expropian esas
plantas, que tanto nos gusta a los jiennenses, para que se mantengan durante
toda la Navidad en sus macetas». La ciudad,
como la flor de la canela, tiene todo el derecho de pasear con jazmines en el
pelo y rosas en la cara, derramar lisura y a su paso dejar aromas de mistura
desde Los Puentes a La Alameda.
Comentarios