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Mostrando entradas de julio, 2015

NUEVA VENTANA

Dentro de unos días, me avisan desde el rincón inferior derecha de la pantalla de mi ordenador, me van a actualizar al Windows número 10. Pues vale. Yo que apenas sobreviví a la extinción de la segunda edición del Windows 98 y que resistí agarrado al clavo ardiendo del XP, me veo empujado, eso si gratis total, a caerme por otra, en este casoí muy nueva, ventana por la que asomarme a la realidad de este Jaén que se sigue rascando el agujero del ombligo a la espera de que ocurra algo. A la espera de que alguien, como a mi computadora le va a ocurrir a finales de julio, le actualice el sistema operativo y que transite del MS-DOS a otra manera de computar sus posibilidades, que hasta ahora, se han visto secuestradas, ralentizadas y casi inutilizadas por virus, troyanos, gusanos, malware, barras de navegación predeterminadas y rootkits que la siguen engañando desde atriles, escaños, despachos y plazas.  Promesas en forma software gratuito que se reinventan gracias a la habilidad d

EL VERANO ETERNO

  Aún guardo por ahí una foto en la que conduzco una Variant y reposo en los estribos mis Converse. Justo por detrás se ve a una chica con un cardado que serviría para darle sombra a media cancha de los Ángeles Lakers, está embu tida en unos vaqueros globo, de los que hacían el culo aún más gordo, y una chaqueta con hombreras puntiagudas… luego ya de mayor me enteré de que se le parecía a Cindy Lauper.  Bailén olía a humo de neumáticos quemados, a gasóil y a latiguillos de los hidráulicos de los tóricos y las pinzas que se afanaban en cargar y descargar los enormes hornos en los que se cocinaba el sustento de la ciudad. Las Puch Cóndor con chiclé del 75 berreaban Moredal arriba y abajo. Los paquetes de Winston autentico americano y el Benson and Hegdes comenzaron a ganarle la partida al Celtas extralargo y al Ducados. Los sábados a mediodía los cestos de mimbre encajados en la Mobylette campera se emparejaban con los bolsos de polipiel con los logotipos de Mosc

REJALACIONANDO

Llegan esas fechas en las que, por decreto de telediario, deberíamos estar enseñando michelín en las playas reservadas a las clases obreras o criando ampollas en los pies por hacer senderismo recorriendo bucólicos parajes. Talluditos urbanitas de color rojo gamba, con la riñonera ceñida al costado, o embutidos en bermudas de camuflaje, al borde del colapso montañés. Es tiempo de vacación y ordenado descanso. Querido lector estamos en verano y es tiempo de relajo, de dejar pasar los días con sus largas siestas de pijama y orinal. Días de levantarse aún adormecidos por el vapor de las cañas de medio día y la digestión de todas y cada una de las correspondientes tapas. Ir así, desorientado por el pasillo de casa, dejando que el tiempo pase y que llegue la hora de la cerveza de la noche. Es necesario relajarse. Lo manda el médico, el consejero de Turismo y el PIB nacional. Se trata de algo fundamental para mantener la cordura y para no caer en el estrés y la angustia diaria. Reláj

SILENCIO

El silencio se asienta sobre el polvo ceniciento. El rastro de las llamas ha dejado mudos a los barrancos y a los escarpes. Secas y grises a las ramblas. Callados a los llanos y a las lomas veteados de jaras, de   esparto y de troncos que ahora dan una sombra alargada y rota, como de osamenta, como de perro flaco y moribundo. Todo ha quedado silencioso tras el puñetazo sordo y hondo del paso del fuego. El sonido se ha marchado, fue arrancado de cuajo, en la cresta de una ola de destrucción y caos. El silbido de las piñas estallando en las copas. El lamento agudo e hirviente del aire, al salir, desgarrando las cortezas de los árboles. La resina supurando y convirtiéndose en vapor Los bufidos agónicos de los animales entre la humareda. El estallido de las rocas por el calor. El olor a carne y a madera quemada. La peste del bosque muerto. El murmullo de la desolación roto por los gritos de los hombres que dan o reciben órdenes a la luz de una enorme tea. Una antorcha gigante que s

TRANSÍA

Transía. Así se ha quedado la provincia después de que se apagaran los últimos ecos del final de fiesta de la democracia.   Fiestuqui que comenzó el 24 de mayo y terminó con la resaca en la que amanecieron, sumergidos, los candidatos que celebraron la victoria con el grito de: ¡UN PALO, UN PALO! Mientras alzaban por encima de las cabezas la vara de mando de la alcaldía. La misma vara que usaran para medir cuán es capaz de doblar la raspa la oposición para que bailen, durante los próximos cuatro años, el limbo rock. Así que ya tenemos nuevos ayuntamientos con muchas viejas caras. Nuevos alcaldes que ya son antiguos conocidos y vetarnos que rejuvenecen con el bisturí del cirujano del sufragio y la anestesia de la mayoría suficiente. También tenemos nuevos opositores, aún con el ceño fruncido y la miel del poder como un recuerdo en los labios. Hay caras y cosas nuevas en las viejas casas consistoriales en la que los asuntos acumulan polvo, años e incompetencia. Así que, termin